Por la noche, al acostarme, en mi cabeza siempre hay una continuación a todas nuestras cortas conversaciones, siempre hay un segundo capítulo; aunque en nuestra vida real con el primero termine la escena.
En mi cabeza suenan los mejores acordes, las mejores melodías, un instrumental digno de acompañar tu silueta, silueta cálida que navega por mi interior azul.
Tu figura disfrazada de sombra retumba en mí y danza sin parar, invitándome a seguir, llevándome lenta y directamente a situarme en tus labios, en tu sonrisa, sonrisa que brilla e ilumina mis mañanas.
Luego, pasada la tarde y sin darme cuenta voy caminando por ahí con los bolsillos llenos de historias plasmadas en papel, eres musa y aún no lo sabes, eres musa y ni yo lo sabía, eres musa y estás por los aires...
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